jueves, 8 de agosto de 2013

Desde la Chimenea. Mes de Agosto: Cuestión de Fe.

Dicen que los nombres  propios reflejan algo de las personas que los llevan. En  mi caso creo es cierto. Los que me conocen bien saben que soy una persona desconcertante. Como mi  nombre.
           
Os voy a poner un ejemplo: Yo soy bastante incrédula a lo que milagros se refiere. Es decir yo las curaciones milagrosas de los santos me cuesta aceptarlas. No quiero decir con eso que no se produzca estos tipos de milagros pero a mi personalmente me cuesta creerlo. Y sin embargo creo en los milagros pequeños que suceden día a día y no nos damos cuenta. Pongo un ejemplo, un día malo en el trabajo y llego a casa y la comida que hay  es mi preferida. Eso para mi  es un milagro o el día que esta uno con una morriña increíble y  te llama tu mejor amigo, eso es un milagro. Milagro también es que te enamores de la persona que te conviene para estar con ella toda la vida. Y también es milagro que te des cuenta de que tu pareja no tiene salida y tienes que cortar con ella o con él. Eso que la sociedad llama caprichos del destino o la casualidad etc… yo lo llamo Dios. El te guía y te guarda dentro de tu libertad.     
           
Porque cuento todo esto porque yo creo que la Fe también es un milagro. Que me perdonen los teólogos si cometo un disparate escribiendo esto, pero es mi forma de ver las  cosas. Es verdad que la Fe es un don nos llega a través del Bautismo y  que aumenta si la cultivamos… Muy bien todo eso, no lo discuto, pero para mi la fe es un milagro que me hace Dios y que me ayuda a enfrentarme a este mundo y sobre todo para alcanzar el otro que de vez en cuando se nos olvida que existe. Ah y se me olvidaba también nos da Dios la fe para que seamos felices en esta tierra.
 
Ustedes preguntareis, ¿Por qué escribo todo esto? Porque tiene que ver con el libro que os voy a recomendar. Si queréis saber la tristeza que es vivir sin fe y la amargura que es el existencialismo hay que leer San Manuel Bueno Mártir. Una obra de Unamuno. El libro en si es muy corto y se lee rápido. Pero a medida que lo vas leyendo te vas poniendo mas triste al ver reflejado en esta obra la angustia de Don Miguel de Unamuno al peder la fe. La trama es muy sencilla, cuenta la vida de un   sacerdote llamado Don Manuel, que ya ha fallecido y en su pueblo lo quieren hace santo y lo que  no sabe el pueblo es que el dicho sacerdote no tiene Fe.
           
Hay que decir que no es lo mismo tener duda de fe que incluso es bueno porque al tenerla te replanteas cosas, investigas, solucionas conceptos e incluso te refuerzas en la fe.  Pero lo que no sabía don Miguel de Unamuno es que un sacerdote sin vocación es casi imposible seguir con su magisterio y sin fe ya ni os cuento.
           
Me ha dado mucha pena leer este libro pero tras leerlo le he dado gracias a Dios por tener esperanza, alegría y paz. Que todo esto te lo da la fe. Aunque a veces pienses que esta lejos y que no puedes seguir con este camino. Dios te hace un milagro dándote fortaleza para seguir creyendo en Él y en su Doctrina.
 
Pido perdón a los teólogos y entendidos de la materia si he dicho o escrito alguna barbaridad pero yo lo veo así.
 
Un fuerte abrazo
 
Hetepheres Benítez Collantes        

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