Este mes ha empezado la cuaresma. La
verdad es que la Cuaresma no es el
tiempo pascual que mas gusta. Desde el
Miércoles de Ceniza es como si me pusieran una losa encima y me cuesta
tirar de ella.
Por ese
mismo sentido el Domingo de Resurrección es para mi el mejor
día del año incluso lo celebro igual que si fuera Navidad. En ese día realmente
me siento liberada, agradecida y muy feliz. Y es curioso yo no recuerdo ningún
Domingo de Resurrección que haya hecho mal tiempo.
Pero vivo en una ciudad plenamente
cofrade y estoy casada con un cofrade por lo que la cuaresma se vive de lleno en casa. Jesús, vive la cuaresma, la siente.
La verdad es que es difícil explicar
el sentimiento de un cofrade cuando llega el Miércoles de Ceniza. Por ejemplo
el Miércoles de Ceniza para mi es: “En
Polvo eres y en polvo te convertirás” y para Jesús es “conviértete y cree en el
Evangelio”.
Como podéis observar la diferencia
es abismal.
¡Para él la Semana Santa es pasión,
sentimiento, belleza, amor, generosidad, reencuentros, caridad y sobre todo Fe.
Para mí, también pero acompañada de: agotamiento, falta de sueño y mucho dolor
de pies. Y un color el negro. Para Jesús es otro el color: el blanco y el
granate que son los colores de su Hermandad.
Pero yo no quiero hacer una crítica
a las hermandades ni mucho menos, en el fondo soy una gran defensora de ellas. Más
de lo que podéis pensar. Se a ciencia cierta que las hermandades tienen una
cualidad que no tiene ningún movimiento de la Iglesia y es que llegan a una
gran cantidad de personas de todo los sectores. Más quisieran otros carismas llegar
a ese numero de personas con su apostolado. Y este domingo me lo demostraron. Y
os lo voy a explicar.
Hace unos domingos fue la función
Principal de nuestra hermandad, si amigos, yo soy miembro de la hermandad de
Afligidos de san Fernando. Mi ingreso en la hermandad fue muy sencillo, venia
en la cláusula de novios. Lo que quiero decir es que al empezar salir con Jesús
el me apuntó a su hermandad. Yo, mujer enamorada acepté y me convertí en hermana
de Afligidos. De lo que estoy muy Orgullosa.
Pero volvamos a este domingo. La
Eucaristía fue preciosa con una solemnidad que solamente los cofrades pueden y
saben hacer. El director Espiritual que a la vez es el párroco de la Iglesia
del Cristo dio una gran homilía. Y al término de la ceremonia tuvimos un
almuerzo de hermandad. Es un día muy alegre porque ves a hermanos que hace
tiempo que no lo hemos visto y se pasa muy bien. Después de la comida vienen
las palabras del Hermano Mayor, del director espiritual y de los hermanos espontáneos que quieren decir algo.
Pero este domingo Don Rafael Pinto, el director espiritual de la hermandad,
invitó al grupo joven que hablaran, que dijeran cuales eran sus experiencias en
la hermandad. Y uno de ellos tomó la palabra. No fueron exactas las palabras
textuales pero dijo que ellos se reunían
gracias a El, que cuando hacían una convivencia El esta siempre, que todo se lo
tenían que agradecer a El porque El era el que hacia que salieran las cosas. El director espiritual le pregunto quien les tienes que agradecer todo esto
porque puede ser desde tu padre hasta el Hermano Mayor y el chico muy claro y
emocionado dijo a Dios.
Ese es el sentido de la Hermandad y
por eso soy una gran defensora de este apostolado. Me sentí muy orgullosa. También
me fije en la cara del hermano mayor que estaba más orgulloso que yo y la de
los padres ni digamos.
Por lo tanto hermanos cofrade todo
nuestro trabajo vale la pena, llevar a la gente a Dios vale la pena y demostrar
años tras año nuestra Fe públicamente vale la pena.
Pero ¿cual es el libro que nos
recomienda? se titula “El Hombre que esculpió a Dios” de Fernando Carrasco. Es un libro muy bonito y
lleno de emociones, los que no sois cofrades o cofrades atípicos, como yo me
considero. Podemos entender
estupendamente cual es la fe y el sentimiento de un cofrade.
La manera de explicar los
sentimientos del escultor Juan de Mesa mientras esculpe el crucificado que le
han pedido hacer. Es espectacular y otro detalle que tiene al principio de la
obra es el infarto que le provoca a un señor mayor cuando se da cuenta que le
han cambiado su Cristo y no comprende como nadie no se ha dado cuenta.
Yo estoy segura que si por un casual a nuestro
Padre Jesús de los Afligidos de San Fernando
lo cambian por una copia aunque sea exactamente igual nuestro hermano
Domingo se daría cuenta y también le
daría un infarto o movería Roma con Santiago para que le devolvieran a su
Cristo.
Espero que lo disfrutéis.
Un
abrazo muy fuerte
Hetepheres
Benítez Collantes
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